Euphon

La naturaleza

Es una actividad complementaria a la formación propia de las escuelas de música navarras, que enriquece la formación musical elemental y amplía el enfoque de la práctica instrumental, tanto para el alumnado de piano como para el de otras especialidades instrumentales. Es una experiencia de interpretación, una oportunidad de vivir en primera persona el hecho musical en el espacio propio de un órgano. En este momento, el proyecto está orientado a la colaboración con todo el alumnado y el profesorado de la Escuela Especial de Música Joaquín Maya de Pamplona.

El propósito

El órgano es un instrumento de alto potencial educativo. Sus posibilidades tímbricas y expresivas, la amplitud de su repertorio -que abarca más de cinco siglos de historia- y la variedad de estilos de instrumentos suponen una oportunidad de gran interés en la formación de cualquier músico, bien sea como organista o como intérprete asociado.

En el ámbito educativo, el Conservatorio Profesional de Música Pablo Sarasate de Pamplona ofrece la especialidad de órgano, pero en ese momento “ya es tarde en varios aspectos”: la edad más frecuente de elección de un instrumento son los 7 años. Entre los alumnos que llegan a este centro ninguno de ellos ha podido conocer ni enamorarse del órgano, ya que es una enseñanza ausente por completo en las escuelas de música en Navarra. En consecuencia, el alumnado llega al aula de órgano sin apenas conocimiento previo sobre el instrumento y muchas veces lo escoge como segunda opción al no haber plaza en el instrumento elegido (habitualmente, piano). Esto supone un serio contratiempo en su formación. Por otra parte, en el ámbito profesional, los organistas formados en el Conservatorio Superior de Música de Navarra necesitan desarrollar su ejercicio profesional al nivel de la formación recibida, integrando proyectos que requieran profesionales competentes, proyectos con un enfoque socio-educativo y cultural que vayan más allá del acompañamiento musical de la liturgia.

En el ámbito de la cultura, existe una carencia preocupante de organistas, siendo un tipo de profesionales imprescindibles para la salvaguarda y la promoción de nuestro rico patrimonio organístico. Es necesario dotar de nuevas herramientas y contextos a nuestro sistema educativo para la formación de estos músicos, así como diseñar estrategias para enriquecer sus salidas profesionales. Al mismo tiempo, se debe impulsar la formación de la ciudadanía en el conocimiento de este patrimonio común. En todo ello las escuelas de música tienen una importancia máxima.